Esta frase fue dicha por Tim Lang, profesor en política alimentaria en la Universidad de Leeds (Inglaterra). No parece muy halagüeño, pero las previsiones en función del tamaño futuro de la población no ofrece nada positivo. Se calcula que en el año 2050 seremos 9000 millones de personas en todo el mundo. Y eso que todavía no está resuelto el problema del hambre en el Tercer Mundo y sabiendo los costes medioambientales que conlleva la producción alimentaria para el primer mundo... Luego, la manera de producir alimentos que tenemos diseñada desde la 2ª Guerra Mundial deberá cambiar en los próximos años.
¿De qué depende ahora la producción de alimentos?
- De la energía: los alimentos se encarecen por el gasto en combustible para maquinaria agrícola, para transporte de los alimentos, envasado, etc... Estamos en un periodo en que todavía dependemos casi exclusivamente del petróleo, y esperemos que el petróleo deje de ser esa fuente de energía en un futuro no muy lejano. Será reemplazado progresivamente por electricidad y por el Hidrógeno... Anécdota: la utilización masiva de cereales para producir etanol o biocombustible ha encarecido en muchos países los cereales ¡hasta el punto de convertirlos en un bien escaso y de lujo!
- De la disponibilidad del agua: para producir la base de nuestra cadena alimentaria (plantas) hace falta mucha agua, y los mayores países productores de vegetales suelen ser países con falta de agua, por ejemplo España... El resto de los países son básicamente importadores de alimentos.
- De la biodiversidad: la producción masiva de monocultivos ha empeorado los ecosistemas hasta el punto de que vivimos bajo la amenaza de la hambruna en caso de plagas especializadas en esos cultivos. Tenemos que evitar los monocultivos en el futuro.
- De la urbanización: cada vez más personas vivimos en las ciudades o núcleos urbanos de mediano tamaño. Agrícolamente hablando son improductivas y habrá que ir fuera de esas ciudades para conseguir alimentos.
- De nuestros modos de alimentación: conseguir la comida es fácil, vamos al supermercado y la cogemos. No valoramos el coste de los alimentos, por eso tenemos problemas de obesidad y además tiramos mucha comida a la basura, basándonos en el aspecto externo de la comida, principalmente... Nuestra dieta es muy monótona (basada en muy pocos alimentos básicos) y solemos desechar o repudiar otros (antiguamente consumidos) por no estar en nuestra dieta habitual...
- De directrices macroeconómicas mundiales:
muchas megaempresas han dirigido nuestra política alimentaria hasta el punto de hacerse imprescindibles en nuestra dieta. Pensad en los consumos masivos de trigo, maíz, leche, carne vacuna, etc... en detrimento de otros productos. Son tan grandes y poderosas que su reducción de producción parece impensable a pesar de los problemas ambientales y de salud humana que generan. Como anécdota, las ganaderas europeas han impuesto el consumo básico de leche en todas las edades cuando las personas deberían dejar de tomar leche una vez desarrollado el cuerpo en la infancia. Somos mamíferos, tomamos leche materna hasta los dos años, no más allá, entonces por qué seguimos abusando de su consumo. A la mayoría de personas la leche le genera muchas molestias porque no está pensada como alimento para la edad adulta. Además han diversificado la producción de derivados lácteos hasta tal punto que no hay persona en Europa que no consuma un mínimo de 1 litro diario de leche o derivados... También se ha desviado mucho cereal para producción de carne de pollo, además de vaca. Esto es un disparate, pues es más nutritivo y económico el cereal que la carne...
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